En cada hogar hay un pulso invisible. Ese ritmo íntimo que late entre recuerdos, vivencias y silencios cotidianos. “Latido Visceral”, una de mis obras pertenecientes a la serie A la deriva entre la razón y el corazón, nace precisamente de esa búsqueda: representar lo que sentimos y pocas veces sabemos expresar.
La pieza combina la fuerza de la naturaleza —ramas desnudas que evocan lo orgánico, lo que crece y se ramifica— con un corazón en el centro, símbolo de lo visceral y lo inevitablemente humano. La simetría no es casual: es un espejo de nuestros propios dilemas, un recordatorio de que vivir es elegir entre lo racional y lo emocional, entre lo estructurado y lo instintivo.
Arte contemporáneo para transformar tu espacio
Colocar una obra como Latido Visceral en un salón no es solo decorar, es darle voz al espacio. El contraste del rojo intenso del corazón con los negros y grises de las ramas crea un punto focal que transforma la pared en un manifiesto visual.
Este tipo de collage digital intervenido conecta con quienes buscan algo más que estética: buscan una pieza con historia, con alma, con un latido que acompañe cada momento del día.
Un diálogo entre arte y espectador
Cada espectador interpreta la obra de manera distinta. Para unos será un símbolo de resiliencia, para otros un recordatorio del amor o incluso una invitación a reflexionar sobre lo frágil y efímera que es la vida. Esa es la esencia del arte contemporáneo: provocar preguntas más que dar respuestas.